El diario plural del Zulia

Están acabando con la tradición del cepilla’o

¿Cepillaero, cuánto cuestan?
-200 bolivitas compadre.
-Dame uno pues.
-¿De colita, limón o tamarindo?
-Dámelo de limón para el calor.

Hernán Acosta, vendedor de cepillados, recibe el dinero, se persigna con él y comienza a raspar el hielo. Para el zuliano, el cepillado es parte de su idiosincrasia. Nada como disfrutar un “raspao” con leche condensada en un día caluroso, pero el señor Acosta, quien desde hace 20 años desempeña esta labor frente al Registro Principal del Estado Zulia, asegura que gracias a la difícil situación del país, su trabajo ya no es lo mismo.

“Yo los vendo en 150 bolívares, pero hay otros que los venden en 200. Cada día es más difícil salir a trabajar. Para trabajar uno o dos días tranquilos tenemos que invertir entre 10 y 15 mil bolívares y no lo tenemos”.

La inversión va desde el azúcar hasta el hielo, los vasos, esencias, colorantes, frutas para las mieles y los cauchos de los carritos, todos estos artículos se han disparado en los últimos meses, según los cepilladeros que rondan el centro de Maracaibo.

“Pagamos entre mil 800 y dos mil por un kilo de azúcar, y para un día normal necesitamos tres kilos. La tira de hielo la comprábamos en 600 bolívares y de un día para otro la aumentaron a más de 1.000 bolívares. Los vasos plásticos se consiguen en 1.500 o más, cuando hasta hace poco tan solo pagábamos 400 por ellos. Cada día es más difícil, pero aquí seguimos en la lucha, porque sino no comemos”, expresó Acosta.

El vendedor afirmó que los únicos benefi ciados con la dificultad para adquirir el azúcar son los “bachaqueros” porque les venden el producto caro y nos les cuesta nada. “Ellos están acabando con la tradición del cepilla’o”.

Para el señor Acosta mantener a su familia es un reto. Lo máximo que hace en un largo día de trabajo son 15 mil bolívares y unos 10 están destinados para cubrir las necesidades básicas de su hogar. “Hay días que no he podido salir a trabajar, porque no tengo para invertir o porque simplemente no consigo las esencias que más se venden”.

De cola sin leche
La leche condensada brilla por su ausencia. A pesar de que en algunos anaqueles se consigue, los precios no son rentables para los vendedores de cepillados, que prefieren invertir en el azúcar, las esencias y las frutas para elaborar las mieles.

Una lata de leche condensada se consigue desde 800 hasta 1.500. El adicional en el cepillado es de 50 bolívares. La mayoría de la gente prefiere comerlo solo y no pagar los 250. Ya no se ven como antes
Raúl Gutiérrez, quien vende cepibolíllados frente a la plazoleta de la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá, comentó que ya no salen a trabajar la misma cantidad de cepilladeros.

Desde el depósito donde guardan sus carritos agregó que antes salían unos 15 y ahora solo unos tres o cuatro trabajan diariamente. “Esto empeoró de inicios de año para acá. Yo tengo 23 años en este trabajo y cuando comencé era rico, vendíamos los cepilla’os a un real, ahora cuestan 200 y no me alcanza para sostener a mi familia”.

Gutiérrez tiene 15 días que no sale a trabajar por falta de materiales. Destacó que de no ser por su esposa, quien sale a laborar también, sus hijos pasarían hambre. “La gente se queja y dice que nos estamos volviendo ricos, pero ricos éramos antes. No se ponen a pensar en todo lo que tenemos que comprar para que ellos disfruten de su cepillaíto”.

Los más golpeados con la escasez son los que hacen este tipo de trabajo, según el cepilladero. “Nos cuesta salir a la calle a ganarnos el pan y cuando medio conseguimos, nos cuesta conseguir el pan para llevarlo a la casa”.

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