Especialista cree que no es probable que se registre terremoto en el Zulia
La preocupación de los zulianos de un terremoto no estaba presente hasta el domingo 16 de octubre, cuando en horas de la tarde sintieron un sismo de magnitud 4.3, seguido de otro de 3.2, unos minutos más tarde. En exclusiva con Versión Final, el ingeniero y geólogo Giuseppe Malandrino, coordinador de la materia de Geología Petrolera y profesor titular de la División de Estudios para Graduados de la Facultad de Ingeniería en la Universidad del Zulia (LUZ), afirmó que, aunque la forma de predecir este evento es difícil, no hay razón para alarmar a la población.
—¿Hay una manera de probar si el siguiente sismo podría aumentar o disminuir de magnitud? —
Las previsiones se fomentan en datos históricos. Los que manejamos no son su ciente para predecir cuándo y de cuánta intensidad vendrán ya que son esporádicos y varían muchos los epicentros. En 30 años no ha ocurrido un movimiento en esa locación, la ciudad está lejos de ser una zona altamente activa y no acarrea riesgos mayores.
—¿Hay señales que podamos saber para prevenir un evento sísmico? —
Los terremotos normalmente se asocian a actividad magmática y se verifican por explosiones de ciertos volcanes, por presión, temperaturas altas… Allí es donde se producen los sismos. Hay un monitoreo de microsismos donde se observa la intensidad y la frecuencia, donde se verifica un terremoto debido al relajamiento de ese esfuerzo.
—¿Cómo ha sido el procedimiento de identificación de un movimiento telúrico? —
Hay ciertos indicios que ayudan a inferir que va a suceder, pero ubicar el tiempo y momento exacto es trabajo que no se ha logrado. En Estados Unidos tienen mucha capacidad de monitoreo y control, e invirtieron mucho dinero en esto, pero no se ha logrado establecer, aunque se han acercado. El porcentaje para predecir un sismo estaría entre 20 y 30 por ciento.
—Debido a la aproximación de las fallas y la cordillera, ¿Se podría predecir cuándo aparecerá el siguiente movimiento tectónico en el Zulia? —
El hecho de predecirlo es difícil. A lo largo de Los Andes, de la cordillera de Sierra de Perijá, todos los días hay sismos, algunos de 0.3 o 0.5 de magnitud, hasta en Amazonas o en el escudo de Guayana, pero como no hay destrucción en un centro habitado, no se reporta aunque sí se monitorea.
—¿Podría explicar cómo es el proceso de un sismo o terremoto? —
Muchas veces, el desastre ocurre en la ciudad cuando el epicentro y, por ende, el hipocentro (que está en la corteza del planeta), relaja una energía que se produce después de una compresión que ha tenido la roca en el subsuelo. Cuando se calma, el punto está en el hipocentro y a partir de ello, sube una onda que llega a la superficie. Cuando lo hace, un conjunto de ellas se propagan a una cierta distancia. Si arriba existe un centro habitado, se producen los desastres.
—¿Eso llegaría a ocurrir en Maracaibo? —
No va a ocurrir nada porque la última superficie donde la onda llega es la del lago y el movimiento sería limitado. Definir el hipocentro sería difícil porque aunque tengamos el conocimiento tecnológico, no tenemos la tecnología necesaria para hacerle seguimientos. La única manera que suceda algo en Maracaibo es que el epicentro esté abajo de la ciudad y desde el punto de vista tectónico, el riesgo no es tan grande.