El diario plural del Zulia

Escuela Julio Árraga: la belleza que fue

En 1926, el destacado artista marabino Julio Árraga pintó uno de sus óleos sobre tela más famosos: Bellezas que fueron, un cuadro que ilustra un barco averiado en reparación en las orillas del puerto de Maracaibo. Hoy, la institución de artes establecida en honor al pintor, la Escuela Nacional y Técnica de Artes Plásticas Julio Árraga no corre con la misma suerte de aquel navío. Con 128 años de fundado, el instituto público de artes se encuentra actualmente en deplorables condiciones debido a la falta de presupuesto para restaurar sus envejecidas instalaciones y sin miras a próximas reparaciones por parte del Estado.

Desde hace 49 años, el instituto se encuentra en el sector La Lago de Maracaibo, en una casa envejecida cuyas paredes apenas pueden ya sostenerse. Se trabaja en la desidia. Los profesores deben sortear que las lluvias no terminen de destruir los techos de los salones de clases o que un árbol no se desplome sobre la parte trasera de la escuela. Las paredes del taller de serigrafía están a punto de derrumbarse; en el taller de cerámica solo sirve un horno de siete. Los alumnos trabajan sin iluminación, no hay bombillos. Estos son solo los problemas superficiales que padecen en el instituto.

La escuela ha enviado múltiples peticiones a la Fundación de Edificaciones y Dotaciones Educativas (FEDE), ente encargado a nivel nacional de solucionar problemas de infraestructura en los planteles, pero no han recibido respuesta alguna.

“Ni recordamos la última vez que los entes gubernamentales nos enviaron fondos para comenzar a reparar nuestras instalaciones. Desde hace cinco meses estamos enviando cartas para arreglar los techos del taller de serigrafía pero no recibimos respuesta. Las comunicaciones van, pero no regresan”, afirma Daniel Molano, subdirector administrativo de la escuela.

Al igual que otros profesores del plantel, Molano considera que el descuido del Gobierno hacia la escuela se debe a que la edificación donde residen ahora no es propiedad estatal sino que pertenece a un ente privado; es decir, el Estado paga un alquiler para que la escuela trabaje en el edificio. “Nadie cultiva en tierra ajena”, agrega el subdirector; pues, a su juicio, el Ejecutivo no está dispuesto a invertir en un edificio que no le pertenece.

La plegaria de los trabajadores del plantel al Gobierno es la de negociar con los dueños del territorio para que vendan o cedan finalmente la edificación. O, como última opción, que muden la casa de estudios a otras instalaciones con mejores condiciones para enseñar el arte. Sin embargo; la escuela se hunde mientras espera alguna resolución por parte del Estado. Por el momento, subsisten mediante expoventas, bingos y vendimias de obras de arte creadas por los mismos alumnos y profesores, estos eventos se organizan con el propósito de recaudar fondos para reparar los problemas más urgentes del plantel. 

Sobre la situación de la escuela; el ex secretario de cultura del Estado Zulia y actual Secretario del Gobierno Regional, Giovanni Villalobos, afirmó que a pesar de que ya no posee la competencia directa para tratar temas de educación y cultura, “con todo gusto estará dispuesto a atender los problemas de la institución desde la Secretaría General de Gobierno”, dijo.

Historia

Unas cinco veces han mudado la escuela desde su apertura en 1888 bajo el nombre de “Escuela de arte y oficios del Estado Zulia”. En un principio, el instituto se inauguró por Alejandro Andrade, gobernador del estado de la época, en un antiguo caserón del casco central de la ciudad conocido anteriormente como “El Chirimoyo”, edificio donde actualmente reside el Consejo Legislativo del Estado Zulia.

La inauguración se celebró el 24 de octubre de ese año en homenaje al centenario del natalicio del General Rafael Urdaneta y por muchos años la escuela representó el corazón de las bellas artes de Maracaibo. El cambio de nombre en honor al artista Julio Árraga no ocurrió sino hasta 1960, cuando el instituto pasa a formar parte del Ministerio de Educación.

Reconocidos artistas plásticos estudiaron y trabajaron como profesores en los pasillos de la escuela: Lía Bermúdez, Jesús Soto, Manuel Puchi Fonseca, Manuel Vargas; por solo nombrar algunos. La escuela formó a reconocidos artistas mucho antes de que casas de estudios como La Universidad del Zulia o la Universidad Católica Cecilio Acosta comenzaran a impartir estudios del arte. Actualmente, 552 alumnos de todas las edades hacen vida en los salones de la deteriorada escuela.

Patrimonio zuliano

La Escuela Julio Árraga es una de las únicas seis instituciones técnicas de arte en el país. Allí, los jóvenes con inclinaciones artísticas pueden estudiar 4to, 5to y 6to año de bachillerato para obtener el título de “Técnico medio en Artes” en las menciones Arte Puro, Artes Gráficas o Artes de Fuego.

Es el único instituto zuliano adscrito al Ministerio de Educación que ofrece este tipo de educación. Además; en la escuela se ofrecen “cursos libres” gratuitos de dibujo y pintura, cerámica, escultura, fotografía y serigrafía en los cuales cualquier venezolano, joven o adulto, puede inscribirse, pues el único requisito es solo tener más de seis años de edad.

Fue la primera escuela artística fundada en la región y es actualmente la más antigua. No hace falta la palabra “arte” en el nombre del colegio pues cualquiera, al pasear por los pasillos y salones, puede darse cuenta de la vocación del instituto. Pese a las limitaciones físicas y el estado lamentable del edificio; los profesores, con la ayuda de los alumnos, han transformado en arte los espacios de la escuela. Las paredes son su lienzo. Incluso la puerta de la oficina de coordinación pasa desapercibida por una obra de arte gigante que la camufla".

“Nos encanta venir aquí y nos gusta mucho la escuela”, contaron a Versión Final los niños estudiantes de dibujo y pintura infantil. Su profesora, Rosalinda Simonds, continuaba con la clase a pesar de que trabajaban en la penumbra, consecuencia de la falta de electricidad por los cortes eléctricos en el país. “Esta casa debería ser considerada como patrimonio zuliano por todos los años que lleva funcionando la escuela aquí”, opina la profesora Simonds, quien además teme que los dueños del edificio decidan detener el alquiler y que el instituto sea demolido para construir locales o estacionamientos.

 

 

 

 

 

 

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