El diario plural del Zulia

En San Francisco repunta la violencia contra la mujer

La pistola puesta sobre la peinadora le advertía quién tenía el poder. La constante vigilancia y la imposibilidad de realizar sus actividades cotidianas de manera normal llevaron a quien llamaremos Elaine, para proteger su identidad, a un estado de depresión y miedo que hicieron que sus nervios colapsaran hasta el punto de no querer ver la luz del día.

Su marido no la dejaba hablar por teléfono, le reprochaba que le enviara mensajes a sus amigas y familiares y ni asomar la posibilidad de trabajar; interés que mantenía para sentirse útil. Pero él no la dejaba.

Así fueron transcurriendo los años y Elaine seguía en silencio. Ella pensaba que era ley de vida obedecer y bajar la cabeza ante la mirada autoritaria de quien un día prometió amar por siempre. La vida se le hizo insostenible, pero se armó de coraje. Luego de ver informaciones televisivas sobre la violencia a la mujer, esperó que su pareja se fuera al trabajo y, temblorosa, acudió a la intendencia de seguridad del municipio San Francisco para relatar su verdad.

Allí fue acogida por especialistas y abogados. Le costó trabajo decir lo que padecía desde hacía años. Aunque nunca recibió un golpe, el daño psicológico la marcó con mucha fuerza.

Al hombre le dictaron orden de salida del hogar y prohibición de estar cerca de la víctima a menos de 50 metros. Elaine lloró mucho; pero no por la pérdida de su matrimonio que ya estaba desecho, sino por romper las ataduras que la mantuvieron alejada del mundo por mucho tiempo.

Esta historia se repite con secuelas físicas, verbales, patrimoniales y psicológicas. El año pasado una mujer residente del barrio La Polar, en San Francisco, perdió un ojo tras una golpiza propinada por su concubino.

Esta mujer sufrió vejaciones durante más de 15 años. Pero todo terminó aquel mediodía cuando el despiadado sujeto llegó exigiendo su almuerzo. María, nombre ficticio, corrió sumisa al llamado de su verdugo. Colocó un plato de sopa en la mesa y él le gritó: “Esta porquería es lo que hiciste”. La mujer le respondió: “Fue para lo que me alcanzó porque no me dejaste más dinero. Cómetela, que está sabrosa”, le suplicó.

El hombre le tiró la sopa encima, la lanzó al piso y con una fuerza descomunal le colocó el pie en la cara y la arrastró por toda la casa en presencia de sus hijos. Luego la arrojó contra un mueble, y uno de sus filos le vació el ojo. El hombre fue enviado a la Fiscalía del Ministerio Público, pero la víctima retiró la denuncia, lo perdonó y volvió con él.

Realidad creciente

El año 2016 cerró con 1.500 casos de violencia contra la mujer atendidos por la intendencia sureña, al mando de Dioneida Manjarrez.

Los primeros seis meses de 2017, la cifra llega a 700 denuncias, de las cuales 500 han recibido medidas de protección, alejamiento y salida del hogar, 950 han recibido orientación y asesoría jurídica y el resto cumplen citaciones y compromisos de no violencia.

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