El diario plural del Zulia

El Naranjal, 50 años de unión social

Una canción de Carlos Gardel sonaba de fondo. Algunas parejas bailaban mientras otras estaban sentadas disfrutando de la velada. No había temor ni inseguridad, solo había éxitos en las personas que empezaron a poblar la urbanización popular El Naranjal, en 1967, estando de presidente Raúl Leoni.

Ahí tuvieron a sus hijos. Desde esas casas de 70 metros cuadrados empezaron a plani car sus vidas. Danelo Badell y Gladys Vera, fueron los pioneros de la gaita en esas calles, mismas que vieron crecer a la animadora zuliana Zoraida Orcial y fueron cómplices de los libros que leyó el doctor Jorge Palencia, actual rector de la Universidad del Zulia.

Pero el abandono llegó. Las calles de Maracaibo empezaron a lucir deterioradas y sin luces a simple vista. Esto lo lamenta Leonora Mata, fundadora de ese pedazo de tierra al norte marabino. Llegó a El Naranjal teniendo 15 años, ya estaba casada. Ahora tiene 65 y una vitalidad de veinteañera. Habla inglés a la perfección y unos de sus hobbies es viajar y hacer ejercicios.

Los lugares han sido recuperados poco a poco. La Fundación Caminos de Restauración (Funcares), se instituyó el 9 de octubre de 2012. “Precisamente para ayudar a la comunidad con sus problemas”, dice Flor Rivas, una de las voceras de la organización.

Su labor no es solo cubrir las necesidades sociales de la urbanización, también buscan el bienestar de otros asentamientos urbanos. Hacen charlas sobre violencia escolar, violencia intrafamiliar y adicciones. También realizan jornadas médicas y actividades recreativas culturales.

Todo este año, cuando cumplen medio siglo, tendrán obras de teatro, performance de danzas y organizará, como cada domingo, el “Mercado de los Corotos” que ha servido para generar ingresos a los habitantes, con un porcentaje destinado para las mejoras de las áreas en el sector.

Son dos mil personas las que residen actualmente entre el kínder María Moñitos, el colegio Zenaida Molero y la escuela Norman Ramos. Desde allí, se educa una nueva camada, una generación que quizás inicie sus estudios profesionales en la Universidad Rafael Belloso Chacín, que también hace vida dentro de El Naranjal. A ellos le deben parte de las actividades culturales porque el grupo de teatro y de danzas es el mismo que cada tarde y en cada celebración los acompaña.

“Aquí hemos crecido muchos porque somos un grupo de personas que está unida para un solo fin. Todas las mañanas y tardes hay fit combat y bailoterapia”, así lo hacen desde hace dos años, como relata Marcos Osorio, el profesor de las actividades deportivas.

Rosa Carruyo es parte de la logística. Ella se encarga de organizar los eventos. Hay una tesorera y una líder por cada actividad que se realiza. Funcares está estructurada de manera organizada.

Son 50 años que a ellos les ha servido de aprendizaje. De ir palmo a palmo construyendo en comunidad. Eso lo reconoce Leonora, aunque le gustaría ver una urbanización sin tantos callejones enjaulados y ser libre como lo eran en otrora, cuando a sus vecinos les gustaba sentarse afuera a jugar una partida de dominó o cuando a muchos les encantaba trasnocharse en la fuente de soda.

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