El diario plural del Zulia

El hambre amenaza a otra familia en Las Cabrias

Con una cuchara Alicia Rosa Ferrer Negrete le da vueltas al líquido que tiene en su taza. Una pata de pollo y el arroz blanco está sumergido en el agua. Es su comida diaria. No tienen para más y así se alimentan sus seis nietos.

“Quiero una casa para mí”, repite una y otra vez Alicia, de 76 años. Pregunta a una de sus vecinas de dónde viene y quién es. Son signos visibles de una persona con Alzheimer y todavía así sigue cuidando a sus nietos. Ellos viven a escasos metros de María Alejandra y José Antonio Chourio, ambos murieron ayer por causas desconocidas, aunque todo apunta a la desnutrición.

Riberth López, es el más grande de los nietos, tiene 16 años y ha salido a ver qué encuentra de trabajo en los comercios cercanos y nadie lo acepta. Él se hace cargo de sus hermanos menores. “Hacemos una o dos comidas diarias, eso depende de los que nos traiga papá”, dice

De su mamá saben poco. La mujer se fue hace algunos meses a Cabimas y no ha regresado. Viven a la deriva de Dios, con una puerta que está a punto de caerse. Los seis hermanos López duermen en un mismo cuarto, mientras que Alicia descansa en una hamaca. Es su costumbre.

Todos los días comemos sopa, queremos que nos ayuden”, dice el adolescente de piel blanca y cabello amarillo que nunca pierde su sonrisa, tampoco el empeño. Ya entregó sus papeles para estudiar el bachillerato en la Misión Ribas

En la comunidad adyacente al Hipódromo de Santa Rita nada es fácil. Los Chourio García hoy lloran la muerte de José Antonio y María Alejandra, a pesar que su padre José Gregorio luchó para mantenerlos alimentados. Así hace el padre de los López, aunque el menor de ellos, de ocho años lleva días enfermo. Presenta fiebre constante y la comunidad se las alivia con algunas pastillas.

Un perro con las costillas pronunciadas forma parte del núcleo familiar de los López. Alicia lo alimenta con lo poco que le queda en el plato, mientras Riberth expresa que esperan por ayuda gubernamental.

El ambulatorio

Soraida Sánchez, vocera del consejo comunal “Esperanza de Vecinos” exige a la Alcaldía de Santa Rita que le ponga el ojo al ambulatorio de Palmarejo.

“Cierra a las 2:00 o 3:00 de la tarde entonces no tenemos para dónde ir”. Cuenta que entre la misma comunidad se ayudan, hacen algunos “potazos” para ayudar a los más necesitado como el caso de los López y los Chourio García. También han llevado los casos hasta el organismo de protección de menores del municipio y han hecho caso omiso.

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