El diario plural del Zulia

El emprendimiento batalla contra la hiperinflación

Venezolanos se las ingenian para subsistir día a día. “El país necesita gente que se preocupe por el otro”, dice un zuliano

Levantarse antes de la salida del sol para “echarle piernas al trabajo” es costumbre del venezolano. En tiempos de dificultades, el emprendimiento marca pauta.

Estudiantes, nuevos profesionales y trabajadores de diversos campos laborales sueñan con ser partícipes de la reconstrucción del país.

Para Víctor Morillo el compromiso de rescatar Venezuela inicia ya. El joven de 23 años considera que, más que solo trabajo, se necesitan personas que busquen el bienestar de sus vecinos para revertir la crisis social que la inflación desata.

Ve el individualismo como un monstruo al que hay que vencer. Su decisión es quedarse en la nación caribeña y ejercer su profesión.

“Para salir adelante vamos a requerir a profesionales y a gente de todos los gremios que se preocupen por la colectividad”, asegura el egresado de la Universidad del Zulia (LUZ), quien en mayo recibe su título como relacionista público.

“Siento que todo esto va a pasar, Venezuela va a recuperarse. No me iré del país porque aún tengo esperanzas”, afirma el community mánager de oficio.

El amor hacia Maracaibo y su querida Santa Lucía son las raíces que no puede dejar atrás.

Diáspora de talentos

“Nos están robando los cerebros”, expresó el presidente Nicolás Maduro, el miércoles 14 de marzo, durante una cadena de radio y televisión.

El mandatario reconoció que otros países aprovechan la preparación académica de quienes emigraron. El 90 % de los jóvenes que se van son estudiantes, según señaló en 2016 la abogada María Auxiliadora Dubuc’s, en un escrito titulado Nuestros jóvenes emigran y no regresan.

Actualmente no se manejan estadísticas oficiales del éxodo. Tanto la necesidad de trabajar como la emigración ocasionan que los estudiantes no inicien sus carreras académicas o que las abandonen.

Judith Aular de Durán, rectora encargada de LUZ, declaró que desde 2015 hasta la actualidad 15.000 jóvenes han dejado esa institución, lo que representa un 40 % de la matrícula inicial.

Por ese motivo se diseñó un plan de emergencia académica y operativa que está próximo a presentarse. El índice de inasistencias forzosas en los centros académicos se mantiene.

Solo el 38 % de los jóvenes de entre 18 y 24 años continúa sus estudios superiores, según la Encuesta de Condiciones de Vida de la Población Venezolana (Encovi) 2017, presentada el 21 de febrero en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), que cada año, desde 2015, efectúa el estudio junto con investigadores de la Universidad Simón Bolívar (USB) y la Universidad Central de Venezuela (UCV).

Para el proyecto se tomó como muestra a los integrantes de 6.168 hogares de todo el país y se analizaron indicadores como educación y salud.

Afrontar la adversidad

La creatividad es una forma positiva y productiva de hacer frente a los problemas. Algunos venezolanos realizan alianzas para aprovechar las aptitudes que cada participante del grupo posee y  orientarse así al alcance de resultados.

Otros se atreven a emprender y volar con sus propias alas. Anireth Mustone, de 21 años, cursa el octavo semestre de Educación Integral en LUZ. Durante las tardes atiende a 20 niños, con edades entre los 5 y 10 años, del colegio San Miguel Arcángel, en la urbanización Lago Azul.

Desde julio de 2016, aparta el cansancio de la mañana para trabajar como repostera durante las noches. Vende ponquesitos, tortas, dulces para estas y brazos gitanos que promociona entre sus compañeros de estudio y trabajo.

“Es otra entrada para ayudar en mi casa”, comparte. El único capital del que disponía para iniciar su labor era el bolsillo de sus padres, no contó con un crédito bancario. Es la menor de dos hermanos varones, uno electricista y otro que acaba de graduarse de médico.

Su padre se dedica a la reparación de electrodomésticos y su madre es docente jubilada con 30 años de servicio. Cada vez se hacía más necesario obtener otro ingreso para su hogar.

Por las noches alista los encargos que le solicitan sus conocidos o quienes le siguen en su cuenta @CupcakesAni, en la red social Instagram.

“Desde pequeña me gusta cocinar, hacía tortas para mi familia cuando alguien cumplía años. Quería independizarme para comprar lo que me hacía falta para mis estudios”, expresa.

Es otra de las personas que no desearía dejar Venezuela y día a día trabaja para construir su camino.

Sueño consolidado

Kellys Fernández también encontró oportunidades en medio de las dificultades económicas. De trabajar en un salón de belleza, en un conocido centro comercial de la ciudad, pasó a abrir un estudio propio el 9 de noviembre de 2015 en la avenida Bella Vista.

“No fue fácil, pero la clave está en seguir. Lo logré con mis ahorros, cuando se podía ahorrar un poco más que ahora”, apunta la madre de dos varones: Jeyckel Padrón, de 22 años, que se prepara como futuro paramédico en el instituto de formación académica Cofae, y Jeybert, de 21, que hará un curso de barbería en el centro educativo Logros.

Con su trabajo, Fernández los sacó adelante. Es madre soltera y estilista desde hace 17 años. “En 2014 comenzaron a escasear las marcas de algunos tipos de champús y baños de crema, por eso los clientes llevan los productos que prefieran o consigan y así se les cobra menos, yo les sugiero los más indicados”, manifiesta quien ha realizado cursos de especialización en colorimetría de cabello.

Desde hace nueve meses conduce un programa de radio llamado Atrevida y Actual, los sábados en la mañana, en el que invita a psicólogos, artistas plásticos y otorga consejos de belleza. Aprovecha su red social @Grace_Kelly_Peluquería para contactar clientes y mostrar su trabajo.

Planea dirigir talleres de colorización. Víctor, Anireth y Kellys demuestran que la clave está en utilizar los recursos y no rendirse.

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