El diario plural del Zulia

Doscientos mil usuarios sufren paralización del Metro

Hoy se cumplen 17 días de paro en la empresa de transporte socialista por parte de los trabajadores. Marabinos se quejan por la falta de servicio

Ya van 17 días desde que los trabajadores del Metro de Maracaibo se declararon en protesta laboral. La línea férrea y los buses de Metromara no están ejecutando las rutas desde el pasado 20 de octubre, dejando a 200 mil usuarios, aproximadamente, por día, sin transporte público.

La bandera de Venezuela sigue colgada en el frente de la sede administrativa de la empresa de transporte en la estación de Altos de La Vanega y los obreros siguen cumpliendo horario.

Para llegar a su trabajo en la avenida La Limpia, Andrés Torres, de 26 años, camina desde su casa, en Sabaneta, hasta el centro de Maracaibo.

Cuando el Metro funciona sale de su casa a las 7:00 de la mañana, para llegar a las 8:00 a. m. a su destino. Tras el paro, debe salir unos 40 minutos antes, para realizar el recorrido a pie.

“Demoro entre 10 a 15 minutos cuando camino rápido. Todas las mañanas se ve el montón de gente haciendo el mismo recorrido, porque es difícil conseguir transporte en la zona”, comentó el usuario.

Andrés prefiere caminar, para ahorrarse los 1.200 bolívares que cobran los carritos, vanes y busetas que movilizan a la gente por Sabaneta hasta el centro.

“En el Metro, últimamente, no pagábamos nada y cuando cancelábamos eran solo 4 o 5 bolívares. Deberían solventar eso rápido, porque somos muchos los afectados con esto”, señaló.

Sin conciliación

Hasta los momentos, la empresa no ha establecido acuerdos con los empleados para subsanar la situación en la entidad.

El personal está solicitando el pago de retroactivos laborales pendientes desde el 2016, así como dotación y equipamiento de implementos de trabajo y el rescate de la flota de buses que hasta los momentos se encuentra inoperativa en un 98 %.

En pronunciamientos anteriores, Adrián Barrios, secretario general del sindicato de trabajadores, indicó que en esta oportunidad no cederían ante “acuerdos de palabra y firma”, sino que solo retomarían sus funciones hasta que sus exigencias fueran ejecutadas.

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