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Derrame de aguas blancas y negras afecta a conductores

Mauricio Villalobos, presidente de la línea La Curva-La Concepción, manifestó que, tras una reunión sostenida este jueves con los conductores y sindicalistas, se decidió cerrar las calles adyacentes a la sede de la Gobernación.

La medida se toma debido a que desde hace casi dos años se presentan derrames de aguas negras y blancas en el sector de La Curva de Molina y en la calle 95 con 96 K de San Isidro; sitios que cubre la ruta.

El además chofer detalla que otro de los inconvenientes que los aqueja es que los cinco semáforos que se encuentran en el trayecto de La Curva de Molina hasta la entrada de La Rinconada están dañados.

En total, los conductores de 80 buses de la línea Centro-La Concepción y de 140 vehículos por puesto se ven perjudicados. Las aguas residuales oxidan la latonería inferior de las unidades.

Los buses de Maracaibo-La Concepción y los carritos de Villa Baralt se unirían a la medida, según lo acordado en el encuentro.

Villalobos recordó que el año pasado interrumpieron el paso en este sector en nueve oportunidades como forma de protesta. En lo que va de este año ya suman dos; la última de ellas, ocurrida el 9 de marzo.

Para los conductores, las aguas son como un ácido para los vehículos.

“Se deteriora la lata, se dañan los cauchos”, explica Villalobos.

Humberto Urdaneta, fiscal y directivo de la línea de La Curva, trabaja en la parada de 5:00 de la mañana a 3:00 de la tarde, desde hace 25 años. Hace año y medio inhala el desagradable olor que se desprende de las alcantarillas.

“El jueves una camioneta Bronco cayó en un hueco”, dijo.

Jorge Fuenmayor, quien conduce en la línea desde hace siete años, manifiesta que lo que reúne a diario no es suficiente para comprar los cauchos nuevos que amerita su vehículo a causa del deterioro que produce el agua. Además, le han robado en dos ocasiones; la última, hace unos ocho meses. Se llevaron todo su dinero y su teléfono. “Pagué rescate y me devolvieron el carro sin cauchos”, comenta.

Según el conductor José Finol, desde hace dos semanas la Gobernación coloca avisos sobre que trabajan en reparar la vialidad. “Pero no ve los resultados”.

Comunidad afectada 

Édgar José Valero asegura que el agua proviene de las casas de Villa San Isidro y que desde hace un mes se mantiene de forma constante. En su vivienda, en la calle 96 K del sector, vendía desayunos y almuerzos.

Pero ahora solo vendo café, fororo y jabón líquido porque la gente no quiere detenerse en ese charco para comer”, expresa.

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