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Arco Minero amenaza con secar el Guri

La explotación minera en el estado Bolívar cobra más sentido para el Gobierno nacional con cada negativa de la Opep a su propuesta de congelar la producción petrolera. A pesar de los riesgos ecológicos que ello supone, el Estado mantiene esta opción como la más rentable para diversificar la economía nacional.

El Arco Minero del Orinoco (estado Bolívar) es parte del octavo motor de la Agenda Económica Bolivariana del presidente Nicolás Maduro. Es un área de 111 mil 846 kilómetros cuadrados y las autoridades calculan que allí se concentran siete mil toneladas de oro, que equivalen a 70 años de reservas.

desordenLa zona también entraña cobre, diamante, coltán, hierro, bauxita y otros minerales. Pero los expertos en materia ambiental aseguran que este intento por superar el modelo rentista que el chavismo utilizó a su favor por 17 años puede ser muy costoso para todo el país, empezando por la generación de energía hidroeléctrica.

“La zona que está delimitada como área geográfica del Arco Minero se monta sobre la cuenca baja y media del río Caroní, que es el que le da el agua al embalse del Guri para plantas hidroeléctricas Tocoma, Macagua y Caruachi”, explica Ausberto Quero, ingeniero y consultor ambiental.

Este proyecto, advierte, incrementará la deforestación en la cuenca del Caroní y reducirá su ciclo hidrológico. El resultado será un aumento de los períodos de sequía y la disminución del agua que debería llegar al Guri. “También se van a generar sedimentos que reducen la vida útil del embalse”.

Daños irreversibles
Ana Elisa Osorio, exministra de Ambiente, alertó que no existe forma de explotar la minería de forma “amigable” con la naturaleza. “En el caso del oro, es una explotación a cielo abierto, se hacen unas grandes fosas donde se descarta la capa vegetal y queda un fondo arcilloso que no deja posibilidad a que se reproduzca una nueva selva”.

Las fosas se hacen con cianuro, que contamina las fuentes de agua, añade Osorio. Las nacientes de agua comenzarán a sufrir porque su propia existencia está ligada al tipo de vegetación que las rodea, que además produce condiciones climatológicas y de lluviosidad importantes.

“El sur es la zona del país (Bolívar, Amazonas) donde la pluviometría es más importante. Allí están nuestras reservas de agua dulce, y si nosotros las afectamos, puede ser irreversible. Los bosques desaparecen paulatinamente y con ellos desaparece el agua”.

Recordó que Venezuela tiene una dependencia de energía hidroeléctrica y la represa del Guri provee el 60 por ciento de la electricidad, y que si a la sequía que produce el fenómeno de El Niño se le suma la “intervención humana”, los daños causados serán aún mayores.

“Ya no sería El Niño el responsable, sino la consecuencia de la irracionalidad de buscar liquidez en el corto plazo sin medir las consecuencias. Yo tengo la esperanza de que el alto Gobierno reconsidere esta medida y adopte las políticas de conservación y de ecosocialismo, que están plasmadas en el quinto objetivo del Plan de la Patria”.

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