El diario plural del Zulia

Alejandristas inician clases sin pupitres

Del último salón de uno de los pasillos de la Unidad Educativa Nacional Alejandro Fuenmayor, ubicada en el sector 18 de Octubre, los alumnos de 5to año desempolvan los esqueletos de lo que en algún momento fueron pupitres en buen estado.

En los salones no hay uno solo donde los 1.200 alumnos de la institución se puedan sentar cómodamente a ver clases. Cuando llega la hora de la cátedra, recorren salón a salón en busca de alguno que medio sirva, para no estar de pie, o sentarse en el piso. La mayoría de las veces la búsqueda no da buenos resultados.

“Esto no lo deberíamos estar haciendo nosotros, pero accedemos porque queremos ver clases más cómodos”, señaló Dariana Pallares, alumna del plantel, quien se unió a la iniciativa de rescate de pupitres.

Los estudiantes caminan de extremo a extremo en el salón, se turnan para sentarse en las sillas que medio sirven y de vez en cuando se levantan a estirarse, pues no consiguen comodidad y sienten dolores de espalda sin la madera donde se apoya el cuerpo y donde se escribe. Algunos prefieren quedarse de pie para no ensuciar el uniforme que seguramente mañana deberán usar de nuevo.

“No es fácil ver clases así, no es solo estar parados, sino el calor y la poca luz que hay en los salones por la falta de bombillos”, destacó Jairo Magdaniel, también alumno de 5to año. José Sánchez, profesor de Ciencias Sociales comentó que los alumnos decidieron organizarse para arreglar los pupitres que se pudieran, pues no quieren seguir viendo clases en el suelo, a la espera de una ayuda que no termina de llegar a pesar de las diferentes solicitudes a los entes educativos y gubernamentales pertinentes.

Hace algunos meses, el Consejo Comunal del sector inició un proyecto en el plantel “para rescatar algunos espacios de la institución”, pero según los alumnos nunca terminaron los trabajos y lo que hicieron fue robarse el cableado, dejando a algunos salones sin electricidad.

Los “Alejandristas” solo piden espacios, escritorios y pupitres dignos, para ver clases en su querido plantel y que no se les haga un sacrificio, sino una satisfacción recibir el valor de la educación.

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