El diario plural del Zulia

Alcaldía de San Francisco y comerciantes atienden a indigentes

Autoridades sureñas ofrecen comida a las personas en situación de calle. Dueños de negocios donan alimentos

Solo necesita un lugar donde acomodar sus maltrechas cobijas y esperar que caiga la noche. Así es el trajinar de Maikol, un joven de 16 años que recorre las vías de San Francisco en busca de dádivas y comida que le permitan sobrevivir.

Al entablar unas palabras con él se precisa la dura vida que le ha tocado. Cuenta que huyó de su casa porque su padrastro le pegaba a su madre y nunca tenían qué comer. Estudió hasta sexto grado de básica, por falta de recursos económicos. Hace menos de un año inició su peregrinar en la indigencia.

Maikol aseguró que así como él, hay decenas de muchachos que por múltiples razones han tomado las calles del municipio, como medio de subsistencia. Algunos se ganan un bocado haciendo labores de limpieza; otros se sortean los contenedores de basura para buscar residuos de alimentos.

El joven se siente abrumado y desesperado cuando tiene hambre. “Entiendo que les doy miedo por mi aspecto, pero lo único que pido es ayuda para calmar el hambre”, exclama.

Ante esta realidad, algunos organismos municipales procuran incorporar a estas personas a la sociedad de una forma productiva. La Alcaldía de San Francisco permite que todo joven o persona en esta situación reciba una domida digna. A las 11:30 de la mañana, decenas de personas se observan en las adyacencias de la infraestructura en búsqueda de lograr el beneficio. Otros casos se acogen en la Casa Hogar Negra Matea, donde se les brinda asistencia psicológica y el apoyo necesario para reincorporarlos a la sociedad.

La Intendencia de Seguridad de la jurisdicción, a través de sus operativos de pro laxis, recorre durante las horas nocturnas los sectores con mayor presencia de indigentes, que en la mayoría de los casos son varones.

La institución procura reinsertar a los jóvenes a sus hogares. Se firman compromisos con los padres y representantes, en los que se comprometen a brindar seguridad a sus hijos. Un 30% de estos casos resulta efectivo y los jóvenes no vuelven a la indigencia; pero, infortunadamente, el porcentaje restante sigue en las calles.

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