El diario plural del Zulia

El 50 % de los japrerias están infectados con hepatitis B

Lejos de la comunidad indígena japreria, la doctora María Alcalá de Monzón reconoce una realidad: entre 40 y 60 por ciento de esta población aborigen está infectada de hepatitis B.

datosversionfinalAllá en japreria nadie habla sobre eso. Hay mucha reserva. Pueden verse algunos síntomas, como ojos irritados y pieles amarillas o diarreas crónicas, pero lo usual es que se la atribuyan al agua no tratada que consumen 400 personas que viven entre las montañas de La Villa del Rosario.

Pero Monzón, quien es directora del Programa de Asuntos Indígenas de la Secretaría Regional de Salud, es valiente y lo dice: 95 por ciento de las muestras tomadas hace 10 años resultaron positivas.

Se trata entonces de pacientes con historial médico abierto. Se contagiaron hace una década vía relación sexual y sanguínea. Aún siguen en tratamiento. En ese momento también se tomaron muestras para verificar los índices de virus como VPH y VUH, pero 95 por ciento fueron negativas.

“Corpozulia hizo un estudio en la comunidad y arrojó que en ese poblado no había problemas, sin embargo, una de las bionalistas me enseñó los exámenes y los resultados de las pruebas inmunológicas y quedó demostrado que 60 por ciento de los indígenas japrerias eran portadores del virus de hepatitis B”.

cifraversionfinalLas orinas y las sangres de esas pruebas eran oscuras. Las pieles de los indígenas eran amarillas y sus cuerpos estaban débiles. Los doctores que subieron a la Sierra determinaron que las personas que se contagiaron por vía sexual se acostaron con hombres o mujeres provenientes de otros grupos humanos, como colombianos.

Hay que tomar medidas

En 1976 hubo una epidemia de hepatitis B en toda el área de la serranía perijanera. En ese momento fallecieron entre 40 y 60 de la población indígena. Hay tres tipos de hepatitis: la A, que no se cura; la B, que tiene vacuna y la Delta, que solo entra en grupos humanos si hay presencia de la B.

En japreria hace 10 años que no se hacen nuevos estudios. El único ambulatorio de la zona rural solo abre cuando se presentan las emergencias. Los médicos no quieren instalarse allí, y nadie sabe por qué. “Puede haber nuevos portadores, pero lo desconocemos”.

testimoniosversionfinalEl peligro es alto, reconoce la doctora, por eso insiste en implementar un control sanitario estricto que debe redoblarse con vigilancia epidemiológica y hacer una encuesta serológica en la comunidad para descartar otras patologías. “Esto ha hecho que mantengamos en la Sierra un problema de enfermedades infectocontagiosa que muchas veces no podemos controlar. Hemos levantado un cerco sanitario. También hay que tomar en cuenta que cómo es posible hacer un cerco sanitario con grupos nómadas, personas que van y vienen”.

Otras afecciones

La Misión del Tukuko, en la Sierra de Machiques de Perijá, es un poblado donde conviven entre dos mil 500 y tres mil indígenas. Alberga el 80 por ciento de la población yukpa de la Sierra de Perijá. Hasta principios del año pasado se creía que el paludismo —o malaria— había sido erradicado, pero enero de 2016 se encargó de demostrar lo contrario: en un día se confirmaron 30 enfermos.

También hay desnutrición infantil. El índice supera el 50 por ciento. Los pequeños de las zonas comen carbohidratos: yuca, auyama, topochos y plátanos, todos cultivados por sus familias. No descartan casos de hepatitis B.

 

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